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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

Mi amigo el Ronsoco

Comparto con ustedes este pequeño cuento que he escrito. Si tienen hijos pequeños por favor se lo leen y me cuentan si les gustó. Estamos en plena temporada de eclipses y cada uno de nosotros debe decidir cómo responder al cocodrilo, que mas que algo externo, es el reflejo de nuestro interior.

Mi amigo el Ronsoco

Willy, la tortuga, estaba llegando a la ribera del río y pudo observar que sus amigos, el conejo Terry, la pata Patty, el tucán Pedro, y Pocho, el oso perezoso, ya habían llegado. Todos solían reunirse con Coco, el Ronsoco, que también se le conoce como Capibara. Coco era el mejor amigo de todos, ya que todos le querían y admiraban. Cada vez que había un problema, recurrían a él para que les ayude a solucionarlos. Por ejemplo, suele ser el niñero de los hijos de sus amigos cuando tienen que salir a buscar alimento, juega con los niños y permite que se suban en su lomo, incluso cuando nada en el río. Algunas avecillas le piden un poco de su pelo para hacer sus nidos y Coco acepta encantado. ¡Cómo no van a quererlo!

Un día, Coco y sus amigos se encontraban descansando, disfrutando del clima cálido y dándose un chapuzón en el río cada cierto tiempo, sin que se percataran que eran observados por Toribio, el Cocodrilo. Este gigantesco animal tenía mucha hambre, pero también tenía mucha curiosidad de saber por qué el Ronsoco se llevaba tan bien con todos, sin excepción. — Voy a preguntarle antes de comérmelo — pensó.

Es así que Toribio nadó a gran velocidad hacia la ribera sorprendiendo a todos. Los animales huyeron despavoridos menos Coco, quien no se inmutaba.

—¿No vas a correr? —preguntó el cocodrilo.

—¿Por qué tendría que hacerlo? —respondió Coco.

—Porque eres mi comida —enfatizó.

—No, yo no formo parte de tu dieta, pero si quieres podemos ser amigos. —respondió tranquilo Coco.

—Yo no tengo amigos —respondió confundido.

—¡Excelente!, ya tienes un amigo, me llamo Coco. ¿Sabes? Los animales suelen subirse a mi lomo, pero tú eres mucho más grande, así que yo me subiré al tuyo.

Toribio no entendía qué estaba sucediendo. Coco se subió a su lomo y no tenía ganas de comérselo, de hecho, tenía un sentimiento hacia él inexplicable, y por primera vez supo lo que es la amistad.

Los lugareños hasta ahora no encuentran explicación del por qué los ronsocos o capibaras pueden andar entre caimanes y cocodrilos, inclusive subirse sobre ellos, y vivir para contarlo.

Imagen creada con IA.