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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

Los Paradigmas de Nuestras Vidas

Por Karina Sandoval

Cuando ocurren sucesos de manera inesperada, algunos pueden ser tan chocantes que en su mayoría devienen en una reacción brusca. Cuando se rompe un paradigma en nuestras vidas, puede darse de dos maneras: por propia decisión o como un cambio brusco ajeno a nuestra voluntad. Si queremos categorizar, podríamos hablar de karma o dharma, pero hay que tener claro que no siempre es necesario experimentar el dolor para pasar al siguiente nivel, pero digamos que el dolor es el camino más rápido por ser el más inesperado.

Tener paradigmas no es malo, los seres humanos nos movemos bien en “estructuras”, de lo contrario nos perdemos, el  tema es que los llamados viejos paradigmas ya no encajan en esta era, por lo que estamos en tiempos de crear nuevos paradigmas.

Alguien me contó que para controlar a un elefante, lo amarraban con una soga o cadena desde pequeño para que no pudiera moverse, y una vez adulto, a pesar de que físicamente podría desprenderse de este obstáculo, no lo hace porque tiene implantado el paradigma “la soga me tiene prisionero” y eso mismo hicieron con nosotros.

ElefanteEn estos tiempos escuchamos constantemente que la gente está “despertando”. Este despertar está asociado al cambio de paradigmas. Muchos de nosotros hemos tenido que experimentar cambios bruscos en nuestras vidas, que muchas veces nos causaron dolor, pero que una vez superados y comenzamos a observar sin ser víctimas ni jueces, entendemos que fue lo mejor para nosotros y rompemos uno o más paradigmas. Hace 20 años el divorcio no era tan frecuente como ahora, mucha gente comprendió que no era necesario vivir con una persona el resto de sus días si eso los iba a llevar a la infelicidad y al estancamiento. En la época de mi abuelita e incluso de mi mamá, debían agachar la cabeza y soportar lo que les venga, porque “el matrimonio es para siempre”, “lo hago por mis hijos”, etc.  Este paradigma, si bien aún no se ha desmoronado del todo, está agonizando.

Si me pongo a relatar paradigma por paradigma, no terminaría nunca. Para comenzar, la palabra paradigma se origina en la palabra griega παράδειγμα (parádeigma) que a su vez se divide en dos vocablos “pará” (junto) y “déigma” (modelo), en general, etimológicamente significa “modelo” o “ejemplo”.  De esta manera, es un modelo a seguir creado  por una colectividad, familia o incluso individual.

“Los hombres no  juegan con muñecas”, “los niños no lloran”, ya tenemos esquemas que moldean a los varones de una sociedad. Si me pongo de abogada defensora, podría decir que la sociedad busca cierta protección y eso no lo voy a categorizar como “bueno” o “malo”. Las madres y abuelitas siempre dicen “las chicas decentes no hacen esto” y por supuesto el bien conocido “no te acuestes con alguien en la primera cita”. La verdad yo les daría ese consejo a todas mis amigas y a mis sobrinas por supuesto, y con esto quiero decir que no todos los paradigmas son “malos”. El punto al que quiero llegar es que se nos impusieron paradigmas, sistemas de creencias, modelos, esquemas, etc., para manipularnos y someternos, y eso ya no encaja en estos tiempos.

Es inevitable entrar en polémicas cuando hablamos de paradigmas, ya que muchos de éstos siguen muy anclados en las personas.  Para muchas personas, los pecadores irán al infierno porque es el castigo de Dios, pero cuando sientes el amor de Dios, sabes que él no castiga, entonces rompes otro paradigma.

Estos tiempos son extraordinarios, siguen viniendo los “niños índigo”, que ahora son jóvenes para romper estos esquemas tanto sociales e incluso familiares. Por décadas Egipto se sometió a la dictadura de Mubarak y el pueblo simplemente se resignó. Estos chicos rompieron con este esquema y hoy se está gestando la libertad.

Lo bonito de romper paradigmas es que crean una nueva forma de vivir, incluso crean nuevas realidades. Personas que vinieron a romper paradigmas no la pasaron bien como el científico Galileo Galilei, que demostró que la Tierra era un pequeño planeta que giraba alrededor de un sol y no era el centro del Universo como todos pensaban en esa época, al pobre lo mataron. Otro ejemplo fue Jesús, ya saben lo que le pasó, pero sin duda la humanidad entera no volvió a ser la misma.  Ejemplos hay muchos, y romper un paradigma no necesariamente implica dolor, pero lo que si implica es avance, un paso más allá y eso está muy ligado a la creatividad.

Escucho la novena sinfonía de Beethoven, la Marcha Turca de Mozart, las 4 Estaciones de Vivaldi, no terminaría, el arte es el mejor ejemplo de crear una nueva valla, incluso a nivel musical no se si se ha podido superar a estos genios.  En las artes plásticas se superó la técnica de la perspectiva, luego surgieron obras maestras como la capilla Sixtina, la Mona Lisa, las Meninas o una maravilla arquitectónica como la Sagrada Familia.

La creatividad está ligada al hemisferio derecho del cerebro, ese que casi nunca usamos y que suele manifestarse con mayor frecuencia en artistas y también en científicos. Crear algo nuevo que nunca antes ha existido nos convierte en co creadores de realidades y nos permite crear un nuevo paradigma a partir de lo nuevo, es decir, una nueva valla.

Un paradigma implica una evolución en la raza humana que se impregna en el ADN como un nuevo punto de partida. ¿No es extraordinario? Un deportista rompe un record que no se batió en 30 años, una vez conseguido, al poco tiempo vemos a varios deportistas rompiendo la valla. El ser humano es asombroso. También vinieron personas a enseñarnos a sacar a nuestra divinidad dormida a lo largo de la historia, ejemplos como Buda Gautama, Moisés, Jesús, San Francisco de Asís, San Martín de Porras, y ejemplo más recientes como Ghandi o la Madre Teresa. Personas que vienen a recordarnos que nuestra valla puede ser más alta.

Lo anterior mencionado son claros ejemplos de paradigmas que no han requerido fuertes golpes personales porque han sido dados por personas que con cuyo ejemplo han permitido los saltos evolutivos en la humanidad. ¿Pero qué sucede cuando nos estancamos? Ahí es cuando nos caen los golpes.

No quisiera entrar en detalles, pero me viene a la mente estos ejemplos: divorcios, pérdidas, desempleo, muertes, etc., en resumen, dolor. En  un principio puede ser difícil de entender, por eso trataré de ser lo más ilustrativa.

Juan, de acuerdo a sus paradigmas y sistemas de creencias, piensa que ser exitoso es estar casado con la mujer más linda de la universidad, tener un buen empleo que le permita darse unos lujos, tener una bonita casa, un buen auto y ropa bonita, sin embargo Juan no es feliz. Consiguió un trabajo bien remunerado pero debe quedarse horas extra y prácticamente llega a su casa de frente a dormir, por otro lado debe pagar un préstamo bancario para poder financiar su casa en 20 años.  El matrimonio no va bien pero está por llegar el primogénito al hogar, entonces seguro ahora si será feliz. La llegada del bebe sin duda les dio felicidad, pero al poco tiempo las cosas volvieron a ser iguales, incluso peores, los gastos que implica un nuevo miembro de la familia ha llevado a ajustar el estilo de vida que solían llevar, pero afortunadamente Juan tiene ese trabajo que le permite pagar gastos, pero ahora  sus egresos han superado sus ingresos.  Tiempo después Juan recibe la noticia más inesperada; por motivos de reducción de personal sólo laborará hasta fin de mes. Juan siente que el mundo se le derrumba.

Los que anteriormente eran amables agentes bancarios que llamaban constantemente para ofrecerle tarjetas y préstamos ahora no dejan de llamarlo con poca amabilidad, llegando a amenazas de juicios y embargos. Juan está desesperado, aún no consigue trabajo y lo único que recibe es recriminación de su esposa.

Luego de pensar en soluciones hasta el cansancio Juan decide vender su carro con el dolor de su corazón. Este carro le dio bastante estatus social pero perder la casa sería peor. Así que con la venta del carro pudo adelantar varias cuotas y pagar cosas de la casa. Por si fuera poco su esposa le dice que ya no desea permanecer con él y que debe retirarse. ¿Retirarme? pensó, ¡esa casa la estoy pagando yo y faltan muchos años! Es así como Juan vendió la casa para liquidar la hipoteca y terminar de pagar sus deudas. Llegó a un acuerdo con su esposa respecto a la repartición de bienes y a las visitas a su hijo. Afortunadamente la casa tenía más valor del precio adquirido y pudo obtener una buena suma para varios meses.

Solo, sin casa y sin esposa Juan se tira al abandono, se asea poco y anda con una barba de varios días. ¿Qué fue lo que sucedió? se sentía tan hundido que más al fondo no podía caer. Juan recordó cuando era niño  y su pasión por la escritura, él quería ser escritor y lo había olvidado. Sus padres le dijeron que se iba a morir de hambre y es por ello que estudió Derecho y Ciencias Políticas.

Juan no supo cómo se dieron las cosas, se encontró a un viejo amigo periodista que le ofreció tener una columna en su revista y de esta manera escribió cada semana una columna bastante aclamada por los lectores. Al poco tiempo sintió el deseo de escribir su primera novela, la cual tuvo mucha aceptación por la crítica y la lectoría. Quizás el estilo de vida de Juan no volvió a ser el mismo, pero él se dio cuenta que sus necesidades tampoco eran las mismas. Disfrutaba de las caminatas en el parque, las puestas de sol, los paseos con su hijo. No recordaba haber experimentado tanta paz. Su corazón estaba contento, su espíritu danzaba de júbilo. Juan estaba cumpliendo su misión de vida.

Con el ejemplo de Juan podemos ver como un caso impactante termina siendo beneficioso y sin duda un gran aperturador de consciencia. La vida acelerada que acostumbraba a vivir, fruto de los estereotipos hollywoodenses y la publicidad, sumergieron a Juan en esa brújula en la que muchos se encuentran. Sus trajes de marca Hugo Boss fueron reemplazados por ropa casual adquirida en Gamarra y por supuesto consumiendo en efectivo.  Ahora disponía de tiempo para pasar gratos momentos con amigos y conocer lugares. Teniendo el trabajo que antes tenía, era prisionero, como el elefante encadenado.

Pero eso es solo un ejemplo, nos han impuesto paradigmas en los estilos de vida, en la educación, en la alimentación, en la política, la religión, etc.,y cada uno de éstos es todo un tema aparte. Nos dicen qué es bueno y qué es malo y nos lo hemos creído, pero llegó el momento de despertar y ya nadie se cree lo de antes. Estamos viviendo buenos tiempos y eso hay que agradecerlo. ¿Qué paradigma romperás hoy?