Descubrir nuestro propósito no es sencillo, pero hazte esta pregunta: ¿Qué puedo ofrecer que sea único?
La creatividad surge como una luz, guiándonos hacia soluciones innovadoras para los desafíos que enfrentamos, grandes o pequeños, personales o globales.
No todos estamos destinados a cambiar el mundo con grandes inventos o empresas de impacto mundial. Sin embargo, debemos esforzarnos por dejar un mundo un poco mejor, poniendo la valla más alta, comenzando con nuestra familia y comunidad.
Considera lo que te apasiona, eso que haces con amor y dedicación. Ahí puede estar la clave de tu aporte al mundo. Observa a tu alrededor, ¿qué le hace falta a mi comunidad? ¿Qué problemas puedo ayudar a resolver?
Así que no subestimes tu potencial. Somos a imagen y semejanza de Dios a través de nuestro oficio sagrado.
Más historias
Revolución de la Consciencia
Mi amigo el Ángel la Muerte
Lo que el Eclipse se Llevó