Muchos han visto la película “Siempre a tu Lado”, traducción en español de la versión de Hollywood “Hashiko”, basada en hechos reales ocurridos en Japón. El perro Hashiko acostumbraba a acompañar a su dueño a la estación de trenes todos los días, pero de un momento a otro esa rutina fue interrumpida abruptamente por la muerte de su amo. Hashiko nunca supo que su dueño murió, y es por eso que hasta el final de sus días lo esperó, pero esto pudo haberse evitado si se hubiera enterado de la trágica muerte.
Los animales sufren por la muerte de sus seres queridos, lo he visto en perros callejeros, en aves, en documentales de National Geographic, etc., pero también puedo afirmar que tienen mayor capacidad para aceptar la muerte cuando son conscientes de ello. Mi perrita Maya, de raza Perro sin Pelo del Perú, estuvo en los últimos momentos de mi papá, lo vio partir y fue la única que lo pudo velar, ya que mi hermano y madre estaban gravemente enfermos y yo finalmente caí enferma de Covid y tenía que estar en cama. Recordemos que en la primera ola no se podía salir y no se podían asistir a actos públicos, por lo que Maya cumplió esa labor tal cual pueden ver en la foto.
Sin duda Maya estaba triste, pero comprendía la situación, sabía que sólo había quedado el cuerpo. Me animé a escribir esta nota porque he podido darme cuenta que, ante la muerte de un ser querido, muchas mascotas no comprenden que sucedió y en su mente creen que lo abandonaron o lo seguirán esperando como le sucedió a Hashiko, y lo mismo sucede en el caso de la muerte de otra mascota, si no ven el cuerpo entran en estado de incertidumbre. En lo personal les recomiendo que su mascota vea el cuerpo de la persona o mascota fallecida, de esa manera entenderá que se trata del proceso natural de muerte.
Hace unos años mi hermana, que vive en el departamento del tercer piso, tenía un gato llamado Baco Paco que le gustaba escaparse de noche, no pudimos evitar eso. Un día llegó malherido, había sido atacado por perros. Maya y Baco no se llevaban bien, pero al verlo en sus últimos momentos le lamió en la cara, dando a entender que su rivalidad era sólo de apariencia. Baco murió en mi habitación y estuvo tres días acompañándome en astral. Maya le tenía celos porque a Baco le gustaba visitarme, pero ese tiempo en astral también me hizo comprobar el hecho de que el cuerpo queda, pero el alma es eterna.
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