Cuando era chica mi papá me habló de un descubrimiento científico que me parecía bastante obvio; que el agua adquiere la forma del recipiente que lo contiene. Esto quedó en mi psique pero no le di mayor importancia. Al estudiar Kabbalah esto tuvo mayor sentido para mí y comprendo mejor la energía femenina que en términos cabalísticos se define como la “vasija”.
En el principio todo era caos hasta que se creó la luz. Nuestro creador hizo una distinción entre la luz y las tinieblas. Las tinieblas las podemos denominar “vacío”. Es así que a través del sonido se proyectó la luz para dar paso a la forma. Todo en el universo requiere de una forma, que es un contenedor. Si yo intento proyectar luz sin un punto fijo, ésta se pierde. Cuando yo prendo un foco ilumino una habitación que sería el recipiente, la vasija de esa luz, y esa vasija la expande y la “acomoda” de la manera más adecuada.
La forma es lo femenino y por mucho tiempo estuve desconectada de lo que verdaderamente significa, los medios masivos y Hollywood están confundiendo el rol de la mujer en el mundo, aunque he mencionado muchas veces que todos tenemos masculino y femenino en nuestro interior. Es por ello la apremiante necesidad de sanar lo femenino, que nada tiene que ver con aprobaciones de leyes y luchas de género.
Sabemos que lo femenino ha sido subordinado, sometido, aplastado, sin embargo la mujer siempre ha emanado su sabiduría para cumplir su rol de la mejor manera, pero cuando toma roles que no le corresponden, allí comienza el caos. Lo femenino nutre, expande, distribuye lo que recibe de la luz, que es lo masculino. Para la Kabbalah tanto hombres y mujeres somos femeninos al ser recipientes de la luz divina, pero no sabemos ser vasijas.
He visto matrimonios que se separan donde el hombre afirma haber generado el dinero y por eso no desea dejarle nada a su ex mujer, lo cual es fruto de la ignorancia e inconsciencia. En el 99% de los casos el éxito del hombre depende de la mujer que lo ha acompañado, quien ha sido el recipiente de la luz masculina y la distribuye en el hogar y la expande, y a su vez permite que el hombre genere mayor luz. Es por ello que una mujer sumisa que permite todo lo que el hombre desea, al final va a derivar en que éste busque inconscientemente otra vasija, ya que no se genera un potencial evolutivo para él, aunque no lo sepa. De igual modo la fidelidad comienza con uno mismo, si somos infieles a nosotros mismos, se manifiesta de manera externa.
Les guste o no, la mujer tiene una ventaja espiritual sobre el hombre y parte de su función es ayudarlo a crecer en su camino espiritual, si esto no sucede es muy probable que el matrimonio acabe. En las múltiples lecturas de carta natal que realizo observo cómo muchas mujeres se la pasan complaciendo a sus parejas, vaciándose por ellos esperando un cambio externo y esto no funciona de esa manera ¡para nada!, recordemos que la evolución consiste en ganar consciencia, y esto será posible en la medida que se obtenga luz de lo oculto, lo que está en el subconsciente, pero para lograrlo hay que transitar por la incomodidad, en la comodidad no se genera mayor luz. Es así que detrás de muchos hombres exitosos está una mujer que ha sido su contenedor y motor.
Por supuesto que hay casos extremos de control, es por eso que no se puede ser sumisa o controladora, ambas polaridades auguran una muerte segura a la relación de pareja, tarde o temprano. El punto es que se debe generar una sanación de lo femenino, tanto para las mujeres para su empoderamiento como para los hombres, y no solo en una relación de pareja sino como personas individuales, ya que hacemos de luz y vasija a la vez, y es por eso que para los hombres es más complicado estar solos, porque no saben ser vasijas.
Las mujeres cargamos con programas ancestrales que los han cargado nuestras tatarabuelas, son tan inconscientes que se siguen repitiendo hasta que en un momento se dice “basta”, es allí cuando podemos ampliar nuestra vasija para recibir mayor luz. Hay mujeres que me dicen, “yo no me enamoro del hombre que me lo da todo, me enamoro del que me hace sufrir”, pues bien, no se es vasija para esa luz, así como la luz puede ser muy minúscula para una vasija. El Universo siempre va a atraer lo que es un potencial de luz, y eso no es necesariamente bonito.
¿Qué bonito puede haber en una relación de maltrato físico o psicológico? El Universo no tiene moral, no existe lo bueno o lo malo, solo ve el potencial de luz. Si existe una programación tan fuerte en mujeres que atraen hombres con adicciones o maltratadores, es porque el ADN lo está requiriendo para su evolución, el tema es ¿Hasta cuándo? Hasta que se responda de manera distinta, utilizar la proactividad en vez de la reactividad. Si seguimos esperando a que sea lo externo lo que cambie en vez de lo interno, seguiremos en lo mismo. Me gusta mucho la perspectiva de Walter Risso “Retírate donde no te quieren”, ya que en el amor no existen medias tintas y todo el mundo lo sabe en el fondo, sin embargo entra el autoengaño, nuestro ego nos da mil y un razones para seguir en una relación tóxica, sin embargo el alma sabe hace mucho tiempo que eso no da para más. Cuando se da ese gran paso el premio es la luz y un nuevo paradigma.
Cuando uno ha laborado en su interior y disfrutado de su propia compañía, lo demás llega por añadidura. Las personas no saben estar solas, ni siquiera pueden estar 3 minutos sin mirar el celular. ¿Qué tan desagradable puede ser nuestra propia compañía? Así como se labora en conquistar a una persona se debería laborar en re-conquistarnos, ya que los pensamientos negativos son los que generan caos y realidades caóticas en nuestras vidas. El Universo opera por afinidad, si en mi interior gobierna el caos, la escasez y la inseguridad, el Universo devuelve lo mismo. Romper el esquema que tenemos de Dios puede ser muy complicado si se nos ha enseñado que es un ser que piensa como un ser humano, es una inteligencia de amor infinito sí, pero no somos afines a ese amor, no lo podemos soportar, así que Dios se “esconde” y nos muestra las partes que sí podemos soportar de él. Así que si queremos acceder a la mayor misericordia de Dios, la labor es totalmente interna, la labor espiritual debe dejar de ser evasiva y mirar de una buena vez nuestras más profundas sombras.
En particular medito todos los días laborando en mi luz interior y aquietando mi mente, si bien eso no me hace ganar luz, lo que si consigo es aquietar mi mente y mis emociones para poder crear mis realidades, la vida a través de los golpes me ha enseñado a no crear cuando mis emociones están movidas o mi mente a mil porque genero puro caos y contaminación en el Cosmos. Una vez que estoy tranquila realizo meditaciones cabalísticas para recibir bendiciones, son dos cosas distintas pero complementarias. El tema es que yo me sumergía meditando horas y sí que me calmaba pero horas más tarde volvía a lo mismo si no realizaba una verdadera labor de transformación, y eso lo voy consiguiendo gracias a la Kabbalah.
Es así que debemos ampliar nuestra vasija para poder recibir luz de la buena y no apenas hilitos de luz, eso va a cambiar nuestro paradigma en relaciones, en la salud, en nuestra labor, etc. Los programas femeninos están implantados en el útero, por ello la necesidad de sanar estos programas para ganar mayor luz y sanar enfermedades físicas y campos mórficos emocionales y mentales. A mis amigas de Perú les recomiendo el paso de la chamana mexicana Verónica Sarmiento que dará un taller de Sanación de Útero. A las personas interesadas les dejo el enlace del evento, hasta la próxima.
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