Soy espiritual y me encantan las transferencias a mi cuenta, pero sé que mi felicidad no depende de ello.
Soy consciente que vinimos sin nada y nos iremos sin nada material, sin embargo, vivir con solvencia económica nos genera libertad.
Muchas personas critican a otras cuando cobran por servicios espirituales, cuando es una fuente de ingresos que genera valor a los demás al igual que cualquier otra profesión.
Pero una verdad muy incómoda es que las personas que piensan eso tienen mentalidad de pobreza. Buscan recibir todo gratis y eso los mantiene en un bucle de escasez.
La sabiduría de la cábala busca el refinamiento personal, pero en ningún momento menciona que ser pobre es digno, todo lo contrario.
Cuando recibimos algo sin apreciar su valor, a eso se le conoce como pan de la vergüenza, y cuando reconocemos el valor que dan todas las personas, es ahí cuando la abundancia llega.
La sabiduría de la cábala nos enseña a recibir, pero para dar. Cuando cambiamos nuestra percepción, cambia nuestra vida.
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