Los patrones más comunes que existen en la humanidad son la resistencia a los cambios y los apegos. Estos apegos incluyen a personas, cosas o a sustancias cuando se presentan adicciones. Varias personas me preguntan ¿Pero qué hago? Y voy a responder en base a mi experiencia y estudios.
No sólo hay que hacer un patrón consciente, ya que identificar una causa es importante pero todavía no se va a lograr la trascendencia. El Universo desea constantemente que seamos la verdadera esencia que realmente somos y por ello busca que las capas que tapan nuestra alma caigan, ya que cubren nuestra luz (las hojas de parra del Jardín del Edén simbolizan eso). Todas esas capas hacen que domine y predomine nuestro ego. De esta manera se nos presentan situaciones incómodas para que caigan esas capas, e inclusive situaciones humillantes para dominar al ego.
Cuando se “golpea” al ego, atravesamos un proceso de dolor que hay que vivirlo en todas sus formas sin buscar evadirlo, de lo contrario entraremos en el sufrimiento, y allí sí dañamos al alma que puede derivar en una enfermedad o muerte dependiendo del caso.
Hablemos de las relaciones de pareja; cuando se da una separación definitivamente se debe pasar por un proceso de dolor, es un luto a fin de cuentas, el problema es cuando se ingresa al sufrimiento, cuando no se permite dejar ir, cuando se persiste en querer que las cosas sean como uno desea, de allí se pasa al odio, a la manipulación si es que tienen hijos, etc. Cuando se acaba algo, es el principio de algo nuevo, si lo permitimos, ya que si no soltamos jamás podrá venir lo nuevo. Cuando permitimos esa transformación ganamos la luz que nuestra alma tanto anhela.
El apego a una pareja es similar a una sustancia, es de decir, es una adicción. Existe una fase del síndrome de abstinencia, el tema es saber dejar las cosas de raíz para generar una transformación. Si queremos dejar el cigarro, tiene que ser de manera radical, si se fuma uno solo a la larga se querrá más, esto sucede de la misma forma con las personas, la separación debe ser radical hasta que el proceso de dolor esté superado (chau facebook, whatsaap, etc), y en muchos casos no será posible mantener un contacto con la otra persona, en otras si será posible de acuerdo a cómo se maneje la situación.
El cáncer de Mama en las Mujeres se debe a un proceso de apego muy fuerte ya sea con un hijo o con la pareja, en el caso que alguno se vaya, ya sea por una muerte física o distanciamiento, va a generar dolor indudablemente pero si no se permite que el proceso siga su curso la energía se estanca, pudiendo derivar en tumores mamarios. Las emociones son energía en movimiento por eso deben “moverse” de lo contrario se estancan y nuestra energía se densifica generando mayor caos.
Pero volviendo al tema del ego, quien es adicto es el ego, no el alma. Las capas que tiene una persona con adicción están tan adheridas que someten la voluntad, y una manera de permitir que caigan es justamente realizando actos de voluntad, por ejemplo un gran peregrinaje, ayuno y la abstinencia del objeto del deseo un día a la vez por un mínimo de 40 días, que debe ir de la mano con una asistencia o acompañamiento.
Muchas personas dejan una adicción luego de una humillación muy profunda que los hace llegar a un límite, pero esos extremos son innecesarios. Por ejemplo al estar con efectos de una droga o alcohol y terminar en lugares indeseados donde se ve vulnerada la integridad, ejemplos hay muchos.
Las “humillaciones” al ego son infinitas, por ejemplo un acto de corrupción que es cometido por una persona que aparenta integridad y sin embargo termina cayendo en la tentación y luego es expuesta a la prensa y la opinión pública. Una persona puede elegir entre aceptar la situación y aceptar el juicio (me refiero al juicio del cielo más que de la tierra), y aprender del hecho y ganar luz, sin embargo vemos gente que entra en negación, busca justificar sus actos y los minimizan, esas personas no ganarán luz de esas experiencias porque se victimizaron (la historia de los políticos).
El estudio de la Kabbalah tiene como objetivo ganar luz, es decir, convertir nuestra oscuridad, aquello que tapa nuestra alma en luz y obviamente no podemos ir a la central eléctrica porque nos electrocutamos. Debemos acceder a la luz poco a poco, lo mismo sucede con nuestro sol, no podemos abrir los ojos directamente al sol del mediodía si no nos vamos preparando poco a poco. Las cosas que atraemos a nuestras vidas y que consideramos como “limitantes” se deben a nuestra capacidad de recibir luz (vasija). Todos queremos un alma gemela sin embargo se suele atraer una pareja kármica porque es la luz que podemos soportar hasta que poco a poco entremos a un nuevo paradigma de mayor luz y merezcamos el alma gemela.
La Kabbalah nos enseña que no es necesario vivir del rigor, que debemos responder de manera proactiva en vez de reactiva a las incomodidades. Responder de manera reactiva es hacer lo mismo, por consiguiente no ganamos luz. A esto hay que sumar las meditaciones cabalísticas, las oraciones, la alimentación, la caridad, etc. para recibir las bendiciones.
La palabra “Satán” en hebreo significa “oponente”, y para los cabalistas es nuestro propio ego. Si bien existen legiones de fuerzas externas que intentan bajonearnos, tendrán influencia sobre nosotros de acuerdo a las fisuras que genera nuestro propio ego. Cuanto más íntegros seamos, el Satán tendrá menor influencia sobre nosotros. Eso incluye la tentación de la torta de chocolate que debemos evitar, la tentación a una infidelidad, a un acto de corrupción, los apegos, las malas cualidades, el autoengaño, etc, etc, etc. Estamos a prueba todo el tiempo, y existen ángeles que nos acusan y otros que nos defienden, así que de nuestra resistencia dependerá si ganamos luz o generamos un cortocircuito y los ángeles acusadores se pueden volver defensores.
Lo bueno de todo esto es que a la larga el oponente es el voluntario a recibir los golpes de nuestras malas acciones, el tema es que pensamos que nos nuestras y no lo son, esos actos no pertenecen a nuestra verdadera esencia, las adherencias son como posesiones. La vida nos está mostrando todo aquello que nos está generando caos e incomodidad, una actitud reactiva puede ser el victimismo, la negación, el autoengaño, etc, una actitud proactiva es ACTUAR de manera diferente para seguir ganando luz. Es así que de nosotros depende elegir si golpeamos al ego o a nuestra alma, que cuando llega a los límites de su encarcelamiento deriva en realidades mucho más caóticas autorizando al ángel de la muerte de destruir lo que está limitando lo que a tanto nos aferramos, incluso la muerte física. Así es.
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