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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

Las Tentaciones de Nuestras Vidas

diablo

Escribe Karina Sandoval

A lo largo de mi vida he podido percibir cómo se presentan las tentaciones de la vida, que a decir verdad, son parte del juego, el cual decidimos jugar. Somos protagonistas de nuestras vidas y en ellas hay antagonistas, que son personas, situaciones, fuerzas naturales, cósmicas, etc., que se enfrentan al protagonista tal como suceden en las películas, y a decir verdad, muchas veces la realidad supera la ficción. Mi profesor de guión de cine siempre nos decía que la palabra protagonista venía de agón, que significa contienda, desafío, disputa. Entonces el protagonista debe vivir una sucesión de agones.

Todas las personas debemos enfrentar agones para conseguir nuestro propósito, no hay otra. Si la vida nos diera las cosas en la boca, como si fuéramos bebés, nos volvemos casi inválidos. La vida en el cosmos es eterna, pueden pasar millones de años y quizás en ese tiempo lo único que se hizo fue emanar amor, lo cual es hermoso, pero no hizo que el universo se expanda. En el planeta Tierra, las reglas de juego son claras, te alejas del amor de Dios y decides experimentar la dualidad extrema inexistente en otras dimensiones, para finalmente volver al origen, y nos equiparon con algo realmente “fuera de serie”, que es el libre albedrío. En la Tierra el espacio tiempo no tiene nada que ver como en otros lugares. Somos una ecuación matemática muy compleja que rompió todos los cánones existentes en el universo. Y esa ecuación matemática fue diseñada por un ser un tanto repudiado en el Planeta Tierra, el Hellel Luzbel.

Las tentaciones siempre están relacionadas al diablo, es decir, todo aquello que nos tienta, definitivamente nos gusta, porque de lo contrario no sería una tentación. Así el ser humano puede “caer” ante la lujuria, el poder, el dinero, la buena vida, etc., o más sencillo, la vida fácil. Los seres humanos tenemos una codificación en el ADN que delimita la experiencia de vida que tendremos, y a decir verdad muchas personas deciden sufrir más que otras por propia voluntad, y asimismo, otras vienen de vacaciones, a pasarla bien, también por propia voluntad. Las personas que deciden “sufrir” lo hacen por varios motivos, uno de estos es para pagar karmas y otras simplemente para experimentar el otro lado de la dualidad y sacar lo mejor de sí mismos. Pero todos los seres humanos sin excepción, vienen con un propósito de vida, y en el camino habrán muchas situaciones que buscarán desviarnos de nuestros propósito, pero eso es parte del juego.

Las personas que de un momento a otro, lo pierden todo, son llevados a dos opciones: a destruirse o sacar lo mejor de ellos mismos. Estas situaciones son los aperturadores de conciencia, que pueden ser benditos o malditos, desde el punto de vista que se le mire. Ahora, a decir verdad, es muy raro que venga el diablo a tentarnos directamente, creo que tiene mejores cosas qué hacer. Es así que se presentan nuestros propios “demonios” como son el miedo, la inseguridad, la incertidumbre, etc. Es así que personas que muy en el fondo saben que no están en el camino de su misión, prefieren hacer caso omiso o auto engañarse fingiendo felicidad ante un estímulo externo como un ascenso en el trabajo, un golpe de suerte, ropa de marca, viajes constantes, etc.

Pero lo curioso es que cuando uno comienza a enrumbarse por el camino espiritual, las tentaciones toman un giro mucho más sutil, ya que muchos caen en el hecho de sentirse “especiales”. Craso error, repito, craso error. Llegan adulaciones constantes y todo tipo de alimento que ensalza un estado de egocentrismo camuflado, generando la separación, cuando debe ocurrir lo contrario. Este tipo de tentación es la más peligrosa, recordemos al maestro Jesús en el desierto, con su grado de maestría y el “demonio” diciéndole que puede gobernar el mundo”, pues ese demonio estaba dentro de él, no como posesión sino como su sombra misma. Es ese mismo demonio el que nos martiriza a cada uno de nosotros llenándonos de inseguridades y miedo a lo desconocido, incitándonos por ir por lo seguro, no movernos de nuestra zona de confort e ir por lo más placentero. Pueden pasar años y vidas y seguir en un círculo constante que se convierte en un campo mórfico hasta que finalmente se genera una nueva geometría que rompe con el patrón para generar algo nuevo, una nueva realidad.

Es así mis amigos, que no hay nada externo que nos “tiente” que no esté dentro de nosotros mismos, y si es externo, es porque lo hemos atraído por resonancia. Esta semana comencé a hacer dieta, estoy haciendo una rutina de ejercicios bastante fuerte, he aumentado el consumo de verduras crudas y evito el arroz, pero a cierta hora soy “tentada” para comerme un pan con mantequilla, y ¿saben qué? Me comí un delicioso pan con mantequilla con mi delicioso café expreso, y puedo asegurarles que no vino ningún diablo. Hay que asumir con responsabilidad nuestros actos, y sí, me falta un poquito de voluntad pero poco a poco consigo mis objetivos.

Cuando estamos en un bar o discoteca, solemos culpar al “alcohol” cuando nos involucramos con alguien con quien te hubieras cuidado estando sobrio o sobria, pues bien, el diablo no vino a decirte qué hacer. Si tu mayor anhelo en la vida es hacer aquellas cosas que te generan regocijo y para lo cual se te dieron dones para llevarlo a cabo y optas por un trabajo que te remunera bien económicamente pero donde eres infeliz, eso es vender tu alma al diablo. Las cosas como son.

Creo que soy muy emocional para expresarme, como buena escorpiana que soy, y lo que digo no debe ser tomado en forma personal, puesto que todo lo que yo pueda expresar es porque lo he vivido y puedo transmitirlo por experiencia. Y sé que en esas situaciones de oscuridad, donde toda luz parece haberse esfumado, es en ese preciso momento donde se abren todas las posibilidades, y es una oportunidad que no hay que desaprovechar. Es el momento donde podemos crear un nuevo patrón en nuestras vidas y dejar de lado los campos mórficos que lo único que hacen es que las situaciones se repitan una y otra vez. ¿Para qué hemos venido a este mundo sino para crear cosas que nunca antes fueron creadas? Este planeta tan hermoso y pequeño, al extremo de la galaxia está haciendo que el universo se expanda y los hermanos mayores extraterrestres comienzan a llamarnos “maestros”.

Y si hay algo por lo cual hay que responsabilizar a Luzbel es por la ilusión de la luz artificial, que ciega a la humanidad, pero que como todo proceso, se va corriendo el velo de la ilusión. Así es.