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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

¿Podemos amarnos sin conocernos?

Estos días han sido algo oscuros para mí, y cuando digo oscuros no quiero decir que sean malos, son días de vacíos, no puedo forzar a crear algo nuevo, siento falta de inspiración pero no me preocupo porque sé que es la antesala a una nueva creación. Los vacíos existenciales antes me desequilibraban mucho y buscaba hacer cosas evasivas sin consciencia, y al llenar esos vacíos con cosas superfluas perdía el potencial creativo. Lo bueno es que a lo largo de nuestras vidas vamos conociéndonos a nosotros mismos, o es lo que debemos hacer ya que de lo contrario entramos en bucles, patrones que se repiten con diferentes escenarios pero que buscan que integremos las lecciones.

Conocerse a uno mismo es fundamental, existe un enunciado que dice “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pero ¿qué sucede cuando ese “yo” está distorsionado? El “yo” en el Árbol de la Vida está simbolizado por la esfera de Tiferet, el corazón y dentro de nuestro sistema está simbolizado por el sol. La energía solar distorsionada conlleva a un ser egocéntrico o egoísta. Cuando una persona adopta una imagen que no le corresponde, está dominada por su ego, lo mismo sucede cuando alguien se cree superior o inferior a otros.

Cuando nos hayamos despojado de todas esas cáscaras que ocultan a nuestro real ser, podremos decir que nos conocemos a nosotros mismos y este camino hacia el real ser es la verdadera esencia de la espiritualidad. No es nada fácil porque debemos ir a nuestro Universo interior, conocer nuestra sombra, abrazarla, trascenderla, y esto genera muchísima confusión en las personas espirituales, ya que al anhelar ser seres de luz, rechazan su sombra y ésta saldrá siempre de manera indeseada.

La vida nos va demostrando nuestros avances espirituales en nuestras creaciones y manifestaciones, nos guste o no. En la tradición cabalística anhelamos alcanzar la Tierra Prometida y ser reyes de nuestro propio reino, por lo que la prosperidad y abundancia en nuestras vidas deben ir de la mano con nuestras filosofías de vida, y si esto no se da, por lo menos hacerlo consciente y no autoengañarnos.

Todos pensamos que nos conocemos, seguro aquel hombre pasivo y “buena gente” que terminó asesinando a su esposa pensaba que se conocía, o cuando realizamos actos bajo efectos del alcohol u otras sustancias. El Árbol de la Vida es una excelente herramienta para ver dónde están nuestros desequilibrios y donde se presenta el “mal” en nuestras vidas, que a nivel cabalístico es energía mal colocada. Los seres humanos no sabemos cómo gestionar nuestra energía, ponemos mucha energía donde es intrascendente y muy poca donde sí debemos colocarla.

El “mal” para la cábala cumple una función que es darnos mayor luz, y cuando vivimos en constante caos lo que buscan estos ángeles acusadores es perder el juego, pero casi siempre ganan o deben ocurrir eventos de mucha oscuridad para dar saltos cuánticos de consciencia. Por consiguiente, no podemos amarnos sin conocernos, por más que pensemos que es así. Todos en este planeta debemos hacer correcciones, algunos deberán laborar en sus relaciones de pareja, otros en la autoconfianza, prosperidad, salud, etc., la carta natal sirve para identificar aquello que nos puede dar una pista como un mapa de ruta para romper con lo ya conocido, y los caminos y herramientas que se utilicen serán dedición y resonancia de cada uno.

El camino espiritual implica dejar de ser esclavos de paradigmas limitantes, de verdades coyunturales y programas inconscientes, todo eso es idolatría de acuerdo a la cábala, ya que nos volvemos dogmáticos cuando defendemos a capa y espada pensamientos, filosofías, religiones, acciones, etc. Despojarnos de todo eso, desaprender, en una real labor interna que implica salir de la zona de confort.

Sin embargo, las personas que no “están tan mal” prefieren permanecer como están, porque pueda que tengan un trabajo bien remunerado pero que lo detestan, o permanecen en una relación “por los hijos” “el qué dirán”, “miedo a la soledad”, etc.

Por consiguiente, el camino del autoconocimiento es labor de valientes, se trata de respetar el verdadero significado de “Honrarás a tu padre ya tu madre”, que no se trata de ser obedientes y respetuosos (que está bien), sino sanar todos aquellos paradigmas limitantes que hemos heredado de nuestros ancestros y que sabotean nuestras vidas.

Conozco personas muy exitosas en su trabajo, pero que sin embargo tienen una vida amorosa desastrosa y viceversa, eso puede observarse en la carta natal que como punto de partida es una excelente herramienta.

Las Herramientas

Las herramientas se van convirtiendo en excelentes aliadas en nuestras vidas, por ejemplo en mi caso la meditación es una herramienta para aquietar mi bulla mental y lograr recibir mensajes de los mundos superiores para ayudarme en mí día a día. Cada alma irá resonando con lo que va precisando, algunas personas se ayudan con yoga, otras yendo al psicólogo, estudiando cualquier tradición hermética, etc. El punto es que nos ayude a seguir revelando luz oculta en nuestras vidas.

En un principio solía leer muchos libros de autoayuda, ver videos de gurús y conferencistas famosos, y sin duda me ayudó mucho pero fueron los primeros pasos que necesitaba en el camino de mi transformación, ya que también pasé por espiritualidades evasivas que me desanclaron de la Tierra, de la lógica y el sentido común e incitaban la adopción de una imagen sin real transformación, pero de eso también aprendí mucho.

Si alguien desea permanecer en su zona de confort está bien, pero si deseas ganar luz en tu vida hay que transitar por la incomodidad. Dios le dijo a Abraham: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”, Génesis 12. Si lo leemos a nivel literal, Abraham debía “mudarse”, pero el nivel sod (secreto), nos indica que Abraham tenía que dejar atrás la zona de confort y la idolatría que representaba su padre que fabricaba ídolos, pero a un nivel más profundo se trata de dejar nuestras propias idolatrías emocionales, mentales, las imágenes del ego, etc.

Finalmente, el amor está en todo pero distorsionado y como decía el ocultista Eliphas Levi “El Diablo es Dios jugando a ser malo”. Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior, y atraemos lo similar a nosotros. En las reglas metafísicas no aporta vestirnos de blanco o ser personas devotas, usar turbantes o sotanas, si no hay una labor interior.