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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

JA, JA, JA

jajajaEn varias entradas de este blog he hablado del dolor y cómo éste puede convertirse en una bendición cuando se presta atención a lo que nos está avisando, justamente para que lo veamos y dejemos de evadir todo aquello que no queremos ver, ya sea con el autoengaño, las adicciones, la incoherencia, la auto imagen, etc. El tema es demasiado amplio y fascinante, pero la verdad es que no hemos venido a este mundo a sufrir. El dolor es inevitable en muchos casos como las pérdidas de seres queridos, donde es natural y sano guardar luto y canalizar adecuadamente la tristeza, pero hemos perdido la capacidad de canalizar adecuadamente las emociones por seguir un paradigma externo que nos desconecta con nuestra real esencia. Nos privamos de manifestar lo que nos molesta y hasta de decir nuestros sentimientos de amor hacia los demás, lo cual nos intoxica.

Pero hoy no es el tema de este post, hoy quiero enfocarme en la alegría. Hace poco fue mi cumpleaños y tomé la decisión de pasarla bien y divertirme, y por primera vez desde que tenía 13 años, lo hice sin alcohol de por medio. La verdad es que se activaron memorias de felicidad, porque así como activamos memorias de dolor de diferentes espacio-tiempos, tenemos memorias de felicidad en nuestro ADN.

Cuando era niña tuve una niñez muy feliz, muy conectada a la Tierra, jugábamos desde que salía el sol hasta el ocaso con mis amigos del barrio. Sólo entrábamos a casa a almorzar, terminábamos apestando y no nos gustaba bañarnos, literalmente disfrutábamos como puercos. Había momentos en que reíamos tanto que nos orinábamos, y esas memorias quedaron en el limbo como un sueño lejano o un cuento de hadas.

Pasarla bien es una decisión personal, me queda claro.  Eso ocurre cuando nos llenamos de determinación, pero estoy hablando de una felicidad real y no “aparente”. Muchas personas ríen y hacen reír y por dentro la están pasando muy mal. Esto puede ocurrir únicamente cuando nos permitimos ser nosotros mismos, no hay otra. Muchas personas me han dicho que yo soy muy seria e incluso me lo han recriminado, a lo que les he contestado que todo lo que proceda de mi y no de ellos, es sólo y mi total problema. Muchas personas me han acusado de malcriada y es que nos hemos acostumbrado a dejarnos llevar por lo que digan los demás y la verdad que yo ya me harté, y me harté de verdad.

De niña aprendí a defenderme cuando las personas decían que estaba gorda. Tanto con gente de mi edad como gente mayor, quienes le acusaban a mi mamá lo malcriada y contestona que era, la hacía pasar vergüenza, eso me decía. Yo no entendía nada de conceptos, sólo que era inaceptable para mi alma que alguien venga a querer decirme algo desagradable. Con el paso de los años, hablar de otras personas se iba haciendo común, no era consciente de ello, escuchaba cuando otros decían “mírala que gorda, qué huachafa, qué fea, que vieja, etc.”, y uno escuchando convirtiéndose en cómplice a pesar de que uno no opine. Me di cuenta como esto me intoxicaba y aún así caía en el juego.

Cuando uno va tomando consciencia, se va dando cuenta de lo que eso implica, cuando comprendes lo que significa la vibración y la manera en que uno baja su velocidad cuando cae en estos ambientes. Aprendí que el juicio y la valoración negativa hacia otros, son el reflejo de lo que no aceptamos en nosotros, y cada vez que emitía un juicio hacia alguien, sentía que mi alma sufría porque a nuestro real ser no le gusta hablar mal de nadie, porque reconoce la belleza y la divinidad en todos.  Y hoy en día donde la velocidad es mayor, caer en la polaridad es aún más calamitosa, antes  no era tan evidente como es ahora, por eso con mayor razón debemos cuidar lo que decimos y lo que pensamos, porque el precio es mucho más caro.

Todas esas capas que nos desconectaron de nuestra esencia se convierten en “cuerpo del dolor”, el alma ya no sabe qué hacer porque no queremos escuchar y seguimos evadiendo con cosas externas. El proceso del “Camino hacia el Real Ser”, sin duda es doloroso debido a todo lo que tapamos y las memorias celulares de nuestros ancestros. Cuando se sigue en la evasión los dolores se manifiestan a nivel físico y a través de  la enfermedad. El cuerpo físico es lo último que se enferma, pero claro está que cuando uno emprende el camino tiene asistencia divina si es que la pide, y es por ello que muchos buscan el camino espiritual, sin embargo, caen en la otra polaridad cuando el camino espiritual se convierte en otra evasión.

Sí, buscar acontecimientos externos como el contacto extraterrestre,  experiencias paranormales y continuar sin mirar dentro. Este último año sin duda fue doloroso para mi, porque decidí mirar adentro, y conscientemente se que hay cosas que no he superado, pero por lo menos ya son concientes “sin s”, que es un paso previo a la consciencia “con s”. Si no me entienden, soy conciente de algunos patrones que guardo pero no soy consciente porque aún no los he liberado porque el paradigma aún es muy grande en mí, sin embargo ya no está en el inconsciente, y eso es bastante. Entonces muchas personas creen que son conscientes con s y en realidad son concientes sin s porque si bien han comprendido a nivel conceptual muchas cosas, no han podido trascender el patrón en hechos concretos.

Volviendo al tema de la felicidad, logré muchas cosas y otras están en camino y las que no he logrado aún he tenido que canalizarlas de otra manera intentando no estancar la energía porque eso daña, es por ello que intento crear y enfocarme en mi misión. Ya he mencionado las consecuencias negativas de la energía estancada que se convierte en el cuerpo del dolor y enfermedad. Entonces, debido a que me permití eliminar capas, puedo decir sin falsa modestia que soy más esencial, con mis limitaciones y aceptando mis limitaciones sin auto flagelarme.

Al final de mi último cumpleaños tuve bonitas sensaciones a comparación del año pasado, (hay un par de entradas al respecto de cómo terminé intoxicada), y bueno la vida sin alcohol me está permitiendo el retorno a lo esencial, al disfrute pleno sin máscaras y apariencias, sin miedo al ridículo. Aquel JA JA JA que me permite conectarme con la Tierra y con el Cielo, ¡es la manera más simple! Pero el JA JA JA que proviene de las entrañas, ese que te deja sin aire y que te puede hacer mojar la ropa interior, una experiencia real.

Soy perceptiva y se cuando hay falsa felicidad, en especial cuando las personas se empeñan en “demostrarla” con cosas externas como bienes materiales, con lo bien que les va en sus relaciones, etc. Aprendí a distinguir la felicidad real porque he estado en las polaridades y he experimentado la falsa felicidad. Ya he mencionado el caso de Robin Williams y otros que se empeñan en sonreír, lo que es hermoso por cierto, pero llorando por dentro.

Y el verdadero JA, JA, JA, es esencial, no encuentro otra palabra para describirlo. Y todo eso se logra dejando de evadir la vida y honrando nuestras alegrías, tristezas, enojos, frustraciones, etc. Es un camino, no es una meta, ¡pero hay que comenzar a caminar! Sino ¿cómo?. Y este camino implica el total respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Honrar lo bueno de los demás y lo de nosotros mismos. Dejar de proyectar lo negativo en los demás y sacar las virtudes y bellezas, y por supuesto dejar de estar a la defensiva con nosotros mismos. Hay personas que con tal de tener el control “se adelantan” a otros y se dicen a sí mismos “estoy gordo, viejo, etc.” y he llegado a sentirme mal por sus propias palabras y decirles ¡“hey, no te insultes”! No permito que nadie haga juicios negativos hacia mí, soy despiadada y muy fiel a mi signo de escorpio. En algún momento de mi vida lo permití y ahora simplemente soy fiel a mi misma y si algo no me gusta, saco mi espada y corto la situación, y si eso persiste simplemente decido ir por otro camino.

No creo que alguien sea perfecto en este mundo, sigo con algunos kilos de más a pesar de que he bajado y seguiré bajando pero lo hago por mí. Me gusta MUCHO lo que veo en el espejo, me halago y tengo pensamientos positivos. Aún así son imperfecta y honro mi imperfección y le abro la puerta a la tristeza cuando me visita, al enojo, etc. intentando no desquitarme con otros. Si hay algo de lo que estoy orgullosa es que no miro cómo están vestidos los demás, si la ropa tiene marca Pepito o Hugo Boss, me da completamente lo mismo, si alguien tiene un bolocho de carro o un Lamborgini, si alguien está subido de peso o flaco, no me detengo a mirar, porque es intrascendente para mí. Me gusta la gente positiva y me alejo de las personas que hablan de lo mal que está el mundo. No veo casi TV y mucho menos noticias y estoy conscientemente evitando todo aquello que me intoxique a nivel físico, emocional y mental. El camino de la desintoxicación es un tema fascinante del que hablaré en un vídeo porque creo que es mejor decirlo que escribirlo. Hasta la próxima.