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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

El Retorno al Árbol de la Vida

arbol de la vida

Ya he hablado sobre la ley de la causa-efecto o karma anteriormente en otras entradas y en esta ocasión no es el caso. Esta vez quiero referirme al mundo de las causas, que es el mundo invisible, ya que el mundo de los efectos está en tercera dimensión, es decir, en el plano donde estamos.  La ley de la causa efecto es la ley del Tikún en Kabbalah, lo que debemos “corregir”, “aprender”, “trascender”. Es por ello que cuando intentamos resolver algo en este plano lo que hacemos es persistir.

Cuando vivimos una vida meramente material y mundana, queremos resolver las cosas desde ese plano y allí estamos a merced de la voluntad de los astros, ya que éstos están configurados de acuerdo a nuestro “karma” y “dharma”, esto quiere decir que si seguimos haciendo lo mismo esperando resultados diferentes los astros nos “sacarán la mugre”, pero si nos vamos al mundo de las causas, podremos trascender los astros.

Por ejemplo, una persona que está teniendo serios problemas en sus relaciones de pareja, atrayendo el mismo patrón de persona e intenta resolver el tema ya sea cediendo o tratando de cambiar al otro, en ambos casos permanecerá en un estado de infelicidad porque su situación no cambia. Cuando finalmente se da cuenta de que “hay algo en el o en ella” que está atrayendo la situación una y otra vez, deberá verlo en el mundo invisible, en la parte escondida del iceberg que también es la parte escondida en nuestro ADN.

Estos patrones pueden observarse en la carta natal, por eso es importante saber de astrología, pero antiguamente se adoraban a los astros como Dioses esperando sus favores y esto ya no tiene lugar. La Kabbalah, el Árbol de la Vida, nos dice que nosotros somos vasijas, recipientes de bendiciones. Es decir, el mundo invisible es dador-masculino y nosotros receptivos-femenino (hombres y mujeres), pero ¿qué pasa si la vasija está llena? No entra nada, por eso muchas veces nos toca desaprender, vaciarnos, y eso tiene que ver con sistemas de creencias que son programaciones.

Nuestra estructura divina es el Árbol de la Vida, donde están nuestras capacidades y potencialidades como seres divinos que somos, a imagen y semejanza del creador, es por ello que no podemos acceder al Árbol de la Vida si no laboramos en nosotros mismos. En la historia de la humanidad el ser humano ha buscado sobrevivencia, alimentarse, vivienda, reproducirse,  tener posesiones y una vez logrado todo esto, siguió sintiéndose vacío, al punto de querer poder cuando se obtuvo riqueza material por ejemplo, eso lo podemos ver en muchos políticos.

Cuando el ser humano se dio cuenta que ni con poder encontraba sentido a su vida buscó conocimiento, y todo eso forma parte del Árbol del Bien y del Mal o del conocimiento que nos hablan en la Biblia. Luego de pasar por todo ese proceso, es cuando el ser humano está listo para retornar al Árbol de la Vida, pero para ello deberá “pisar” la serpiente que fue el origen de sus calamidades. Esta serpiente incitó a Adán y Eva a experimentar cosas que no les estaban permitidos y con ello se alejaron de su esencia divina, y no fue el creador quien lo hizo como un castigo. Todo comenzó con el uso que se le dio a la sexualidad, para tener un placer efímero que termina llevando a un vacío existencial como todo lo demás.

De esta manera “caímos” a este plano con un cuerpo físico que limita nuestra alma hasta que llegado el día sea el alma el verdadero piloto de nuestras vidas. No se puede acceder al Árbol de la Vida si se hace uso de la energía sexual de manera irresponsable, es decir tirándola, y esto se da en actos sexuales sin amor y desperdiciando el semen y también por los excesos emocionales y de fuego que se manifiestan en iras. Cuando la serpiente kundalini despierta, es cuando comenzamos a alimentarnos de este árbol.

El Árbol de la Vida consta de 10 esferas o sefirot, siendo la décima nuestro plano denominado Malkuth, el reino, y la primera nuestro ser origen “Yo soy el que yo soy”, Kether. Cada esfera también representa una fuerza astral que nos influye a través de la astrología, y nuestra labor es conectar con estas esencias divinas que deben decodificarse en nosotros, pero sin labor interna no hay nada. La Biblia o la Torah es un libro cabalístico que hay que descifrar, incluyendo el Apocalipsis de Juan que no es reconocido por los judíos, sin embargo hay muchísima información que muchos “descifran” desde hace siglos.

Comprendí que las letras hebreas, más que un idioma son fuerzas divinas que van decodificando nuestro ADN que está pasando de 2 hebras a 12. Lee Carrol canalizó los nombres de Dios que hay que laborar para abrir estas 12 hebras. Lo cierto es que estar en Malkuth o hablemos de la Tierra, es algo muy solicitado en el Universo, muchos ángeles desean esa experiencia y nosotros nos quejamos mucho de nuestras vidas. Nosotros, los pequeñitos insignificantes tenemos una gran influencia en nuestro Universo, es por ello que fue necesario crear este plano donde contamos con la Shekinah, que es la matriz divina, el aspecto femenino potenciador de realidades. Es desde este plano donde lo masculino coloca su semilla, pero el primer paso deberá hacerse siempre desde este plano.

Por años hemos trabajado con el hemisferio izquierdo, el  lógico, racional, dejando de lado el derecho, donde yace la compasión y la misericordia. La esfera oculta se llama “Daath” que significa “conocimiento”, los cristianos cabalistas lo llamaron “gnosis”. Esta esfera aparece invisible como una undécima que une ambos hemisferios cuando llega el momento, y es que volveremos al “Jardín del Edén” como niños, pero con conocimiento, esa es la diferencia.

Cuando más laboremos en nuestra energía sexual, podremos tener sueños cada vez más conscientes. En los “ensueños” podemos hacer lo que queramos, los antiguos chamanes iban a ese plano para resolver sequías y hacer que llueva en este plano, pero esa es  una labor de años o vidas, por eso que las meditaciones cabalistas son un medio extraordinario para ir decodificando nuestro potencial divino y hacer que las fuerzas astrales dejen  de perjudicarnos. Los judíos tienen una serie de restricciones en su alimentación, el shabat, la circuncisión, etc. Definitivamente la alimentación es fundamental ya que estamos pasando de ser animales racionales a seres humanos, y cuando hablo de seres humanos me refiero a ángeles en la Tierra, y los ángeles ya no están a merced del equilibrio de la naturaleza. Es decir, no podemos juzgar a un lobo por comerse a un cordero, porque forman parte del equilibrio de la naturaleza, pero un ser humano cuando va decodificando su ADN no requiere de carnes, pero claro está que cuando es animal racional aún puede requerir de éstas.

Las “soluciones” están en el mundo invisible, los sueños dicen mucho, primero como reflejo del subconsciente y se irán haciendo más conscientes hasta tener el control total de los sueños. El patriarca José pudo salvar al pueblo de la hambruna al interpretar los sueños de las vacas gordas y flacas y buscar la solución que resolvería el efecto de la causa.

Continuará…