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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

Cuando Repudias al Mal

angeldiablo

Escribe: Karina Sandoval

¿Te consideras una persona buena? Si la respuesta es afirmativa, bien por ti. Si te pregunto, ¿En ocasiones experimentas comportamientos opuestos al amor como celos, ira, hipocresía, despecho, egoísmo, egocentrismo, etc.? Tengo la sospecha que la respuesta es afirmativa. Ahora te pregunto, ¿Te consideras una persona mala? Pocos responderán que sí, y es que a pesar de plasmar estos comportamientos en ciertos momentos de nuestras vidas, no nos consideramos “malas personas”.

Se nos enseñó qué es el bien y el mal, nos dijeron que existe un cielo y un infierno y que si nos portamos mal iremos al infierno. Lo que es bueno y malo fue integrándose a nuestros sistemas de creencias, al punto que lo creímos. Muchos optan por ir a la iglesia y rezar, así se sienten “buenos”, otros meditar, vestirse de blanco y comer vegetariano. Lo curioso es que cuanto más deciden seguir “el camino del bien”, más repudian “el mal”, porque el mal es el camino del diablo. Entonces podemos observar a pastores evangélicos culpando a otros de “pecadores”, quizás por su opción sexual o comportamientos que son considerados inaceptables por una sociedad “conservadora”.

Definitivamente qué difícil debe ser para una persona espiritual estar en estado “zen” permanentemente y no permitirse un enojo, un ataque de pánico o un desequilibrio emocional de cualquier tipo. “Decepcionará” a muchos seguramente. Y es que allí está el punto, ¿por qué ha de importar lo que piense el resto si como seres humanos que somos se cometerán errores y cada uno de ellos nos hará más sabios? En esa búsqueda de aceptación, se va plasmando una imagen que nos va alejando de nuestra esencia, de nuestro real ser. Y oh, sorpresa, todo aquello que reprimimos, que no quisimos ver y repudiamos, saldrá inevitablemente de la manera menos esperada y deseada.

La forma más usual de plasmarse este “lado oscuro” o “sombra”, es a través del juicio hacia los demás, porque es lo más fácil y conveniente para seguir auto engañándonos. Es así que nos encontramos con el mesero gruñón, el jefe autoritario, la vecina chismosa, la chica fácil, el cobrador grosero, etc., sin ser conscientes que todo aquello que juzgamos en otros está dentro de nosotros y no queremos verlo. Peor aún, cuando persistimos en no verlo, sale como una avalancha que llega a extremos inesperados, y es así como vemos en las noticias a una persona considerada como “intachable”, cometiendo un asesinato, a sacerdotes pedófilos, a adorables chicas Disney como la ex Hannah Montana, Miley Cyrus, rompiendo esquemas angelicales para mostrarse de la manera contraria. Lo vemos también de manera colectiva en la comunidad, en un país. Por ejemplo en los 80s, los rusos en los tiempos de la Perestroika, fueron reprimidos en su libertad. Tenían prohibido cualquier consumo estadounidense y hoy es un país que más consume Mc Donalds, donde hay más libertad sexual y donde el consumo de tabaco es alarmante. Lo mismo sucede con las guerras que hoy vemos y tanto repudiamos, y nos desligamos de cualquier responsabilidad sin ser conscientes que la sombra colectiva es creada por el inconsciente colectivo manifestado o reprimido.

Hemos vivido en una era de oscuridad que duró 13,000 años, ahora la luz que está llegando ciega a muchos. La mujer y la energía femenina fueron sometidas y todo busca su equilibrio. Se tildó la sexualidad de pecado, generándose una represión por siglos y que hoy busca su equilibrio. No podemos juzgar la existencia de la pornografía si lo vemos como un anti represor del mundo. Estas personas cumplen una misión que para muchos puede ser repudiable, sin embargo absorben la densidad del mundo, así como muchas personas que cumplen ese rol de basureros para que otros se “iluminen”. Dejará de existir la pornografía cuando no haya demanda y el desnudo se vuelva algo natural y miremos como lo hacen los niños.

Si no comprendemos que somos una unidad, que todos armamos un rompecabezas, y que si bien no vamos a justificar los actos de otros, debemos mirarlos con compasión, pero ¿qué es esto?

Si el miedo es lo opuesto al amor, la compasión es su contraparte. La compasión es el acto más sublime y divino del ser humano, que no es lo mismo que tener pena hacia alguien, porque nadie merece que le tengan lástima, esa es otra maniobra del ego. La compasión es comprender el proceso del otro sin juzgarlo, porque tenemos la sombra integrada. Muchas de las experiencias vividas sirvieron para eso, para tener compasión cuando lo vemos en otro. ¿Por qué Jesús aceptaba a personas que eran socialmente repudiadas? Porque tenía compasión. Tener compasión inspira, transforma a las personas. ¿Decirle a un drogadicto que va por el mal camino ayudará en algo?, Sin embargo, Jesús con sus actos hacía que la gente cambiara de rumbo, con su propio ejemplo. La compasión es como el fuego, se multiplica, que es diferente al agua, que vacía. Uno no debe vaciarse para ayudar al otro, porque primero está uno.

Ya decía San Juan de la Cruz “oh noche amable más que el alborada”, porque es cuando caemos cuando más aprendemos, y si no aprendemos, se volverá a experimentar. La persona compasiva ha comprendido, y no tiene que volver a experimentar, ya lo tiene integrado en su sabiduría, y eso no está en los libros porque éstos dan sólo conocimiento. La persona compasiva se pone en el lugar del otro, a pesar de no justificarlo o aceptar su camino, porque comprende que algunas veces hay que apartarse del amor de Dios para volver a él, y que a veces hay que caer fondo para ver la luz.

La persona compasiva sabe que un individuo eligió un camino para aprender y que muchas veces sus actos repudiados liberan a otros. El amor existe en todas las personas, inclusive en aquellas consideradas como perversas. “Por sus frutos los conoceréis”, decía el maestro Jesús. Muchos consideran videncia, canalización, etc., como símbolo de evolución espiritual, yo les digo, a la Madre Teresa no se le conoció ningún milagro en vida, y sin embargo, fue uno de los seres más compasivos que vio este planeta. Si queremos seguir siendo víctimas culpando al exterior, al ser maligno que se me cruzó, etc., es un camino, sólo que trae consecuencias.

Ser como Jesús, la Madre Teresa, Ghandi, etc., no es tan lejano como nos enseñaron, los endiosamos, santificamos y los pusimos muy lejos de nosotros, como si no hubieran “pecado”.

“Sólo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu propio corazón. Porque quien mira hacia afuera sueña, y quien mira hacia dentro despierta.” Carl Gustav Jung.

“Cualquier árbol que quiere tocar el cielo necesita tener raíces tan profundas hasta el punto de tocar a los infiernos”. Carl Gustav Jung.

“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad”. Carl Gustav Jung.