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Hanna Karina Sandoval

Tradiciones Herméticas

Cuando Dejamos de Interferir

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Este tema surge luego de un gran aprendizaje en mi vida. El gran aprendizaje del ser humano es dejar de emitir un mínimo juicio hacia otro. Los seres humanos valoramos la vida de acuerdo a nuestra realidad, y creemos que todo el mundo gira alrededor nuestro, lo que nos hace creer tener derecho de pensar que sabemos qué es lo mejor para los demás. Las madres y los padres creen qué es lo mejor para sus hijos, una persona hacia su pareja, o incluso entre amigos.

Recuerdo que cuando una chica no nos gustaba para un amigo en particular, lo manifestábamos, creyendo que teníamos total derecho a decirlo. A nuestros ojos aquella chica podría ser posesiva, manipuladora, celosa, controladora, mandona, etc. pero por fin comprendí ¡por fin! que ha sido la persona que nuestro amigo atrajo por resonancia, porque era perfecta para su proceso evolutivo y para sanar patrones de su subconsciente.

Las personas nos relacionamos de manera kármica para que afloren cosas que están ocultas en nosotros mismos. La otra persona tan solo nos viene a mostrar lo que nosotros no  hemos podido ver por nuestra cuenta. Una vez que laboramos con nuestros patrones y tenemos un mayor conocimiento sobre nosotros mismos, llegan las personas “dharma” o “soul mates”.

Cuando los padres son controladores con los hijos, lo que están haciendo es  reproducir los patrones de sus ancestros, y ¡alguien debe parar esto! Entiendo que debe ser sumamente difícil criar hijos, mis respetos a todos los que lo hacen, pero tomemos consciencia que hoy vienen niños que precisan de procesos más cortos. Los adultos índigos como muchos de nosotros hemos tenido que pasar por procesos más largos, pero a mayor consciencia haremos que estos niños se desenvuelvan con mayor libertad para que puedan plasmar su misión de vida sin tanta interferencia y sufrimiento.

Nadie nos pertenece. Tengo una amiga que tiene tres hijas, y teniendo una conversación con el padre él le dijo “Tus hijas no son tuyas”, y claro esto fue muy chocante pero lo comprendió. Tenemos tantos patrones, tantas programaciones que nos hacen creer que las cosas son de una determinada manera, y ¡hay tanto que desaprender! Yo me casé, no tuve hijos porque no se dieron las circunstancias, me divorcié muy rápido y eso no me frustra en la vida, sin embargo hay otras cosas que sí. Me causa tanta gracia los ofrecimientos de amigos cuando me dicen “te hago un hijo, mira que ya estás en la edad límite”, cuando tener hijos es algo de mucha responsabilidad. Tengo amigas que han decidido hacerse fertilización in vitro eligiendo algunas cualidades “visibles” del ADN de los donantes, respeto totalmente esa decisión, no quiero juzgarla, pero sé las secuelas que trae en las personas la ausencia del padre, es así que esa no es una opción para mí.

Antes no tenía mucha afinidad con los niños, ahora ésta es cada vez mayor, y me doy cuenta que emana amor de mi, y tengo la certeza que llegará un momento en la humanidad en que digamos “tus hijos son mis hijos”, puesto que el amor es universal y no es necesario parir para amar, estaba reflexionando sobre esto y cómo estos paradigmas son tan arraigados, comenzando por mis propios padres y cómo sus hijos les han hecho romper tantos patrones (para eso vinimos, para romper patrones familiares y sociales). Sin embargo las nuevas generaciones requieren, precisan que las personas estén más sanas, de lo contrario estos niños sufren mucho, no comprenden nada, el mundo les parece una total locura e incongruencia, cuando ellos vienen a amar y los adultos no los dejamos con la infinidad de idioteces que tenemos en la cabeza.

Vemos tantas cosas que están saliendo a la luz, veo patrones en parejas donde se pretende ser los “salvadores”, se desea “cambiar” al otro, ¡cuando eso no es posible! Solo podemos atraer otras realidades cuando hacemos cambios en nosotros mismos, cuando sanamos herencias ancestrales de dolor, carencia, abandono, etc. Es por ello que es tan importante la soledad, para poder mirar en el profundo abismo que cada uno tiene, “quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia dentro, despierta”  como decía Carl Jung. Y es que constantemente valoramos de acuerdo a lo que vemos afuera, lo cual no está mal si tomamos responsabilidad de lo que se nos está plasmando y dejamos de sentirnos víctimas o culpamos a los demás. Lo que estamos viendo es lo que estamos atrayendo, así de simple, nos guste o no, y es un gran aprendizaje que nos obliga a pasar por el umbral del dolor, el sufrimiento es opcional, el sufrimiento se convierte en adicción al dolor y al drama.

“Me hicieron brujería”, es posible, pero es un efecto de una causa, eso no ocurre de manera aislada, si eso te ocurre, labora en ti para que la brujería no te afecte. “Me tienen envidia”, ok eso le pasa a todos, y eso no es motivo para dejar de ser y hacer ¿no? “Me atacan”, ¡y por qué le das fuerza a eso! No responsabilicemos al resto por nuestros fracasos, cada uno es responsable de lo que está creando y recordemos que hay situaciones terribles que estamos viendo, y la ley de la causa-efecto es inminente, cosechamos lo que sembramos, y eso lo podemos reparar cuando tomamos consciencia. Sanar nuestro linaje es imprescindible, respondemos a ciertas situaciones de manera determinada porque era nuestra consciencia en el momento, por eso hay que liberarse de culpas, el perdón es con uno mismo para dejar de lado las mochilas que tanto nos pesan.

¿Por qué permitimos abusos en nuestras vidas? ¿Por qué atraemos un determinado tipo de persona o situación? ¿Por qué no permitimos que se escuche nuestra voz? ¿Porque tenemos mala suerte? ¡No es así!, es tiempo de empoderarnos. Por favor basta de culpar a los padres, hermanos, amigos, a la mascota, a la vida, y hagamos que las cosas sucedan con consciencia. Los patrones se repiten únicamente cuando no se ha aprendido la lección. ¿Qué lección has aprendido hoy?

Soltemos, liberémonos de aquellos aspectos que no salieron como nosotros quisimos, agradezcamos la enseñanza, por más que ésta nos generó dolor. No podremos recibir nada sino soltamos, abramos la puerta a lo nuevo, y si en este camino lastimamos a otros, hay que perdonarnos y dejar de culparnos, porque aquel ser ya no es lo que hoy somos, y eso hay que demostrarlo al Universo para recibir las bendiciones. Así es.